31/5/11

Scalpoema







Scalpoema de Joesér Alvarez, del 2001, es un mini poema visual que parte de unos versos de Memorias Póstumas de Bras Cubas de finales del siglo XIX y, mediante evaporaciones y recombinaciones de letras, va mutando en un texto completamente diferente que conforma un nuevo poema. Un trabajito muy sencillo, minimalista, programado en Flash.










28/5/11

Contra el viento del norte


Contra el viento del norte (Alfaguara, 2010) de Daniel Glattauer es una bella y tierna historia epistolar de atracción, casi de amor, tratada de manera original en un contexto sumamente contemporáneo y cercano. Por una casualidad, Leo recibe mails de Emma y, a través de la correspondencia electrónica van trabando una amistad que deviene en atracción pasional y en conato de amor. Los dos personajes nunca llegarán a encontrarse pero, a través de sus correos electrónicos, Glattauer nos cuenta una preciosa historia que es la de siempre, la de toda la vida, la de un hombre y una mujer que se atraen, que se seducen, pero contada de manera nueva, bajo la luz del anonimato físico que permite Internet, en ese mundo virtual que es tan común en muchas amistades actuales. La narración es, sobre todo, verosímil. Es así como se chatea en la realidad; es así, poco a poco, fragmentariamente, como se entablan las relaciones; es así como se construye una relación que, realmente, sólo existe en la imaginación. Acierta el autor al describir el ansia con la que a veces se esperan los correos, la necesidad y dependencia de los mismos, el miedo a que la realidad no sea tan elegante e ideal como la virtualidad. Sabe mantener la incertidumbre y la tensión a lo largo de los capítulos, unos muy breves, otros más largos, como son las comunicaciones por e-mail reales. Los diálogos son inteligentes y sencillos (como es por lo general la comunicación por correo electrónico), divertidos en ocasiones, profundos en otras. Una historia minimalista, que hace énfasis en lo esencial y que nos hace entrar como voyeurs en una relación que nos va cautivando.

27/5/11

The Ruth


The Ruth de Andy Campbell es una obrita breve que representa una sátira a la autopublicación. Ante el lector aparece un libro al que hay que ponerle un título y hacerle una breve introducción. Cada vez que se intenta (la interactividad es muy limitada), aparecen los comentarios, ,los apuntes, las notas, los tachones, las dudas del supuesto escritor que en muchos casos son frases divertidas y que nos introducen en esa tormenta de ideas a la que un escritor se enfrenta para lograr una llamada atractiva para el mercado. No tiene mayor ambición pero, a pesar de su sencillez, el trabajo tiene la calidad habitual en Dreaming Methods, así como consigue esa atmósfera especial que siempre caracteriza sus obras. Desarrollado en Flash.


25/5/11

Between Treacherous Objects



Between Treacherous Objects de Jason Nelson es un poema visual complejo a medio camino entre la poesía de la palabra (por así, decirlo, la auténtica poesía), l a poesía puramente visual de imágenes y el juego arcade. Un experimento en FLASH que incorpora una serie de capas interactivas, doce en concreto, con imágenes animadas, textos ocasionales, imágenes fijas, estructuras geométricas y sonidos. La interactividad está muy centrada en la capacidad del lector de hacer zoom-in y zoom-out para, desplazándose a través de los planos 3D de la obra, encontrar objetos o textos fragmentados ocultos. Son planos anidados donde encontramos imágenes dentro de imágenes, y/o textos dentro de textos. No es "poesía al uso" sino más bien la búsqueda visual de arriesgadas metáforas y comparaciones (hamburguesas y fusiles, por ejemplo) entre conceptos sumamente alejados que, sin duda, pueden dejar frío al usuario. Desde luego, no es una poesía que emocione o que perdure en nosotros. Pero, con todo, la atmósfera visual que genera, la indudable calidad técnica, y el interés por el juego con las pantallas (más que la búsqueda del placer intelectual o poético) hacen que la obra sea entretenida.


22/5/11

Entonces, cuando era idiota


Yo creía en el amor. Entonces, cuando era idiota.

Tenía diecisiete años y mi rostro batallaba con un acné inmisericorde contra el cuál las infusiones de té, con las que mi madre me hacía lavarme, nada podían. Yo trabajaba de botones en el hotel Orleans, hoy desaparecido. Bastante céntrico, ocupaba un enorme caserón que antaño fuera palacio ducal. Sus habitaciones tenían un sabor barroco, con cortinones opacos policromados en las ventanas, muebles de gruesa madera hábilmente labrada y baños con grifería del siglo XIX. Su restaurante era célebre por la exquisita comida francesa que hacía honor al nombre del establecimiento. Las cinco estrellas que adornaban la placa dorada remachada sobre la pared de la entrada indicaban el tipo de clientela que podía hospedarse en él. Gentes de posibles, como por entonces se decía, o lo que es lo mismo personas de no tan probada reputación a las que el dinero disfrazaba turbios negocios o vidas disolutas. Por allá había pasado, o al menos eso se decía, el mismísimo zarévich Alexis y la misteriosa Ana Pinkerton de la que se afirmaba había sido amante de más de un primer ministro europeo.

El que yo hubiera llegado a aquel ambiente, siendo casi imberbe y de modesta familia, se lo debía a mi tío Avelino, funcionario del Ministerio de Trabajo y amigo del jefe de personal del hotel. Yo había recién terminado el bachillerato y, aún sin decidir si continuaría estudios de magisterio, mi padre habló con el tío para que, al menos durante el verano, estuviese ocupado y aportara algún beneficio a la economía familiar.

- El muchacho debe espabilar, Juan- le había dicho mi tío a mi padre- que yo a su edad ya estaba a punto de casarme, caramba. La culpa de que estos jóvenes sean tan blandengues es vuestra, que ya no hay mano firme como en nuestros tiempos.

Fue un dos de junio cuando me vestí por primera vez con el uniforme granate de botones dorados y un gorro que parecía un quepis de la legión extranjera con tendencia a caérseme en cuanto me descuidaba. Aunque eran días ajetreados, me acostumbré pronto al trabajo y debo decir, sin falsa modestia, que no había quejas de mi comportamiento y eficacia. Cargaba las maletas con diligencia, saludaba con humildad casi reverencial a los clientes cada vez que estos entraban y salían a través de la gran puerta giratoria y corría al mostrador de recepción en cuanto sonaba la campanilla que reclamaba un recadista. Me hice buen amigo de Claudio, otro chico de mi edad que llevaba ya más de un año trabajando de botones y que, en los primeros días, me enseñó todos los truquillos que ayudan a sobrevivir en un hotel. Cosas como qué conserje tenía malas pulgas o cuál era simpático, cómo colarse en las habitaciones del noveno – poco ocupadas por lo general- para fumarse un pitillo sin ser visto, o como hacerse con unos pastelillos de la cocina cuando el estómago apretaba a media tarde. Y, cómo no, un completo listado de con qué muchachas de la limpieza, camareras y lavanderas había alguna posibilidad. Para ser sincero, tras las dos primeras semanas de zozobra, aquel empleo me encantaba.

Matilde Barrionuevo llegó al hotel, maldita la hora, el día seis de agosto. Tenía dieciocho años, de eso me enteré más tarde, hija de un adinerado constructor sevillano, y era la mujer más maravillosamente hermosa que yo jamás hubiera visto. Una belleza como yo nunca hubiese pensado que podría existir. No es que se me dieran mal las chicas. Yo había tenido ya dos novietas y había hecho un par de estrenos sexuales en el puerto con una pelirroja que decía ser noruega pero a la que su acento delataba. Pero Matilde era distinta, un ángel que se movía como por encanto por el hotel y cuya sonrisa iluminaba hasta la más oscura de las estancias. Recuerdo que mientras colocaba las muchas maletas de su familia en el bellman ella me miró y nuestras miradas se entretuvieron la una en la otra durante un tiempo que a mí me pareció infinito. La mía, sin duda, por el impacto y el hechizo de aquel rostro que me abobó casi de inmediato. La de ella, probablemente, por pura casualidad. La chica se hospedó con sus padres en la cuarta planta, en una suite con dos habitaciones comunicadas y una gran terraza que daba al parque.

Si yo hubiera tenido otro puesto de trabajo es posible que aquella emoción se hubiese diluido como una nube de verano pero es que, estando allá parado en la puerta o en el recibidor, me la encontré todas y cada una de las veces que ella se dirigía al comedor, que entraba o salía, que bajaba a tomar tostadas con chocolate para merendar. Me las arreglaba para no dejar de observarla sin que fuera evidente, sin que mi jefe se percatara de que pudiera estar importunando a una clienta. Así, en cosa de una semana, creía conocerla como a mí mismo. Sabía de sus gestos, de sus gustos – le encantaba el pastel de cerezas-, podía reconocer su voz en la distancia, su hablar elegante, sus modales refinados, su cara de ángel y su vestuario tan a la moda americana, con aquellas blusas y aquellos pantalones ceñidos que yo había visto en las películas. Para resumir y no cansar con detalles, diré que todo en ella me parecía admirable, arrebatador. No lograba encontrar ningún defecto y diez días después era consciente de que estaba locamente enamorado de la señorita Barrionuevo, una mujer absolutamente inaccesible para mí. Algo que me desesperaba. Nos separaban tantas cosas que, hasta yo, joven inexperto y alocado, era consciente de ellas. Yo no tenía ni la clase, ni el estatus, ni el dinero, ni la cultura necesarias para siquiera soñar con arrimarme a ella.

Fue entonces cuando sucedió lo que yo interpreté como un milagro, aunque hoy sé que fui un idiota. Matilde salió de desayunar y se demoró en la recepción mientras sus padres subían a la habitación. Debía haber regañado con ellos porque se le notaba malhumorada aunque aquel ceño adusto la hacía aún más hermosa. Sea como fuera, salió al exterior del hotel, se acercó a mí y, sonriéndome ligeramente, me dijo de sopetón.

- Hola, me llamo Matilde y no quisiera importunarte pero, ¿tendrías un cigarrillo? Lo necesito, ¿sabes?

No sabría describir la sensación de aturdimiento que me atacó y la cara de tonto que puse debió alarmarla, pero sí me acuerdo que le dije que ahora mismo, que yo era Juan José, que podía llamarme Juanjo y que le traía el cigarrillo enseguida y que yo estaba allá para servirla en todo. Volé al almacén, agarré a Claudio por las solapas y le urgí a que me diera no un cigarro sino toda la cajetilla.

- Oye, chaval, ¡qué es mi tabaco!, ¡me debes dos!¡con intereses!

Corrí pasillo afuera y, aún con la respiración entrecortada, le tendí el tabaco a Matilde que me sonrió – y juro que la cara de ella cuando reía era la de algún ángel destinado a la tierra-, me dio las gracias y, tras un par de caladas, se volvió hacia mí y dijo:

- Gracias… Juanjo, has dicho, ¿verdad?, te lo agradezco de veras. No se lo digas a mis padres ni a nadie, ¿de acuerdo? Me tratan como una cría y ya estoy harta. Gracias, de veras. ¿Puedo quedarme con la cajetilla?

- Claro, y me puedes pedir otra cuando la necesites. A cualquier hora- repliqué.

Tiró el cigarro al suelo, lo aplastó con su pie delicado, me regaló otra sonrisa y desapareció dentro del recibidor.

A partir de aquel día, mi enamoramiento fue infinito, pasional, tierno, con la frescura de los primeros amores, con las expectativas vírgenes que se tienen antes de conocer el lado más oscuro del amor. Cierto era que todo nos distanciaba pero yo estaba seguro que acabaría casándome con ella. Una tarde, a la salida del trabajo, fui a la biblioteca y me leí todo lo que encontré sobre Sevilla. Si al cabo era de allá, yo me iría con ella al final del verano. Estaba decidido y sólo daba vueltas a cómo contárselo a mis padres. La veía todos los días y nos saludábamos. Incluso intercambiábamos algunas palabras y, en unas cuantas más ocasiones, le pasé más cigarrillos bajo manga. Ni que decir tiene que nuestra relación no pasaba de ahí. Yo no sabía qué contarle ni cómo decírselo y temía más que nada en el mundo que pudiera rechazarme. Cosa que me negaba a creer que pudiera suceder porque yo, entonces, creía en el poder del amor. Como en Romeo y Julieta o en Tristán e Isolda. Que yo la amaba estaba más claro que el cielo azul de aquel verano. Que ella sentía algo por mí, también. Porque, si no, ¿cómo explicar que yo fuese su confidente, la persona en la que confiaba más de todo el hotel? Claudio intentaba disuadirme sin ningún éxito.

- Déjate de leches, Juanjo. Esa chica no es para ti. ¿Pero no te das cuenta que baja la basura en bolsas de Loewe, joder? Tú no encajas ahí. Despierta, coño.

Yo le discutía que no, que yo iba a encontrar el modo de contarle mis sentimientos, que quería pedirle ir una noche a la discoteca, invitarla a cenar, que las diferencias sociales son gilipolleces que el amor derrota en un plisplás.

Nuestra rutina de encuentros continuó casi inalterada pero yo fui urdiendo un plan detallado para conseguir una cita con ella, una estrategia que confluía el domingo veintiocho de agosto, una semana antes de que dejara el hotel, fecha de la cual me había enterado espiando el libro de registro de la recepción. Sabía que ese día sus padres asistirían a una cena que el director del hotel daba en honor a sus huéspedes más selectos y a la que, según me contó Claudio, sólo acudían los adultos. Así pues, Matilde, estaría sola y yo iba a invitarla a cenar. Estaba tan convencido de que lo lograría que pasé noches planeando hasta los mínimos detalles. Nunca se es demasiado previsor cuando sólo el triunfo es aceptable. Lo mejor era la sorpresa. Ella estaría sola, aburrida. Me presentaría ante ella y la invitaría. Y ella diría que sí y sería la noche más maravillosa de mi vida.

Me gasté parte de la paga en una camisa nueva, lustré los zapatos como nunca lo había hecho y encargué un ramo de seis rosas en la floristería de la calle San Marcos. Tomé prestadas una corbata a rayas azules y una chaqueta de mi padre y reservé una mesa en un pequeño restaurante italiano al borde del río. Fui dos días antes a hacerlo y a inspeccionar el lugar. Me quedé de piedra al ver los precios de la carta pero la ocasión bien lo merecía. Había un problema que no estaba solucionado. Deberíamos pedir dos copas de vino, algo que yo había leído era imprescindible en una cita romántica, y confiaba en que el camarero no sospechara que yo no tenía la edad reglamentaria para beber. No sería lo mismo cenar con coca cola. Por si las moscas, reservé algún dinero para sobornar al mozo. En nuestro hotel funcionaba y así ocurriría en el restaurante.

- Estás como una regadera, chaval- me dijo Claudio el sábado- pero, en cualquier caso, te deseo suerte. ¡Demuéstrale lo que vale la clase trabajadora!

El día llegó. Al acabar mi turno al mediodía corrí a casa, tomé una ducha, me acicalé y me puse la corbata ante el asombro de mi madre.

- Vendré tarde- voceé al salir.

- ¿A dónde vas, Juanjo? ¿Trabajas de noche? – atinó a contestar mi madre pero para cuando terminó la frase yo ya estaba en el portal.

La floristería que había elegido habría los domingos hasta las tres por lo que hube de apresurarme para recoger el ramo que, hay que decirlo, era precioso. Deambulé un par de horas con las flores en la mano para hacer tiempo y noté que la gente me miraba como a un bicho raro. Un chaval adolescente, entrajetado y con un ramo, sólo causaba risitas en el personal.

Por fin, dieron las seis. Ya habría comenzado la recepción del hotel. Matilde ya estaría sola. Quizá en su habitación. Mejor si así fuera. Sería más íntima mi invitación.

Entré en el hotel por la puerta de servicio. No quería que el jefe me viese vestido de bonito y con un ramo en la mano. Crucé el pasillo y llegué al hall más allá de las curiosas miradas del mostrador. Tan bien peinado, lavado y perfumado, parecía uno más de los huéspedes. Los viejos, como preveía, estaban ya todos en la sala Benavente, brindando con el cocktail de bienvenida. Di una rápida ojeada al lugar y me dirigí hacia el ascensor para subir a la cuarta planta. La flecha indicadora del elevador mostraba que estaba ocupado
y que bajaba. Esperé y aproveché aquellos segundos para aspirar el aroma dulzón de las rosas, el aroma que Matilde iba a respirar dentro de nada.

Se escuchó el cling del ascensor al llegar al rellano y la puerta se abrió. Me quedé inmóvil, bloqueado de pies a cabeza. Allí, saliendo del aparato, justo enfrente mío, estaba Matilde- hermosa, el pelo echado hacia atrás, un vestido con escote que enmarcaba un cuello de diosa adornado por un collar que brillaba a la luz de las arañas del vestíbulo – del brazo de un muchacho emperifollado y con el pelo peinado con gomina. Ella me miró y al verme vestido con corbata y con flores en la mano, tuvo un segundo de incertidumbre hasta decir:

- Hola, Juanjo. No te había reconocido, chico. No sabía que además de botones trabajaras de repartidor de flores. Y son preciosas. ¿Verdad que lo son, Antonio? – y miró a su acompañante con una ternura que a mí me hirió en lo más hondo- Juanjo es el botones del hotel y me ayuda a fumar de vez en cuando- explicó al tontolaba de la gomina.

- Ah! pues gracias, hombre. Todo el que ayuda a mi chica, es mi amigo. Por cierto, te compro una rosa. Esta novia que tengo merece una, ¿no te parece?

Sin que yo fuese capaz de mover un músculo de mi cuerpo ni de articular una palabra ni de menear una pestaña, él tomó un clavel y continuó:

- ¿Cuánto es? ¿cien pesetas?

- Dale mil. No seas rácano. Que el chico me ha ayudado mucho. Anda, hazlo por mí – y la muy traidora volvió a ponerle ese mohín tierno que me destrozaba.

Tomó el clavel, me puso el billete de mil en el bolsillo y me dieron la espalda.

- Tenemos prisa, lo siento- dijo Matilde- tenemos mesa a las ocho. Muy bonita la flor. Te veo en la puerta mañana.

Si no hubiese sido por Claudio que me encontró aún rígido, con los cinco claveles restantes en la mano, aturdido, la mirada perdida en no sé dónde, incapaz de reaccionar y con un río de pena y odio inundando mi alma, el jefe me hubiera sorprendido y me hubiera despedido. Mi amigo sólo dijo:

- Te lo dije, idiota. Y recuerda que aún me debes dos cajetillas.

Yo asentí.



21/5/11

Generador de portadas de libro


Zero Whack del estudio Glia es un divertimento literario, un generador de portadas y contraportadas automático que además introduce aleatoriamente un texto al uso de un libro convencional. Una particularidad es cómo se forman las imágenes y los textos. Los nombres de los autores se toman d ela Wikipedia mediante un algoritmo. Los textos que simulan el sumario de la historia o una crítica se generan para asegurar que Google no los contiene, de modo que sean totalmente originales. De hecho, el término Zero Whack hace referencia a un resultado nulo en un buscador. Las editoriales se forman a partir de correos spam y el código de barras a partir de una fuente de ellas de manera aleatoria. La base de datos contiene unos 13.000 a combinar.




20/5/11

Maternal Subjectivities: Care and Labour’ Digital Media Competition

Underbelly, una obra de Christine Wilks de la que ya se hizo eco Bilbumliteraria en su momento, ha obtenido el primer premio del concurso Maternal Subjectivities: Care and Labour’ Digital Media Competition organizado por la MaMSie, una organización interesada por la maternidad en la época actual. Underbelly es una narración que nos habla de una escultora que esculpe en las minas de carbón de Yorkshire, hecho que sirve para trasladar al lector a un escenario bajo tierra en el que se mezclan leyendas y reflexiones personales.


Oros finalistas han sido Marie-Josiane Agossou and Esther Jones por The order of Things, Hester Jones por ‘Call Yourself a Mother, Hollie McNish por Push Kick y Marina Vélez.







17/5/11

Invitación a un asesinato


Invitación a un asesinato (Planeta, 2010) de Carmen Posadas es una novela de serie negra, divertida, amena, fácil de leer, sin pretensiones elevadas, que tiene como máximo objetivo el entretener. Que no es poco. Un homenaje o re-mix- según se mire- de otras muchas novelas y películas, especialmente las de Agatha Christie, aunque están presentes Conan Doyle, De Maurier y otros. Homenajes que, por otro lado, no están ocultos sino que quedan manifiestamente expresados en la obra. De hecho, estos guiños a la novela y el cine negro clásicos se degustan mejor si se conocen los originales a los que esta novela rinde homenaje pero no iguala. La trama se basa en la historia de Olivia, una mujer devora hombres que, enferma de cáncer, planea su propio asesinato invitando a su yate a aquellas personas que pueden odiarla o amarla tanto como para matarla. Posadas utiliza una estructura narrativa interesante que va saltando tanto de personaje en personsaje como en el tiempo. La prosa es ágil, irónica, moderna, llena de humor, con unos registros acertados para describir el esnobismo y el glamour, mezclando correctamente registros del habla peninsular con la americana, pero, eso sí, repleta de estereotipos y con un final un tanto flojito. Libro de verano.











16/5/11

Bilbao Web Summit




Mañana día 17 comienza en Bilbao la WebSummit 2011 que, durante dos días, reunirá a los mayores expertos mundiales en el campo de internet. En la cumbre, los expertos internacionales debatirán sobre el futuro de Internet, la nueva generación web, su aplicación a los negocios, así como el Comité Asesor de W3C se reunirá en Bilbao para marcar las bases de la Web para los próximos años. Un invitado capital será sir Tim Berners-Lee al que el evento homenajeará el día 18 entregándole el premio honorífico "Dama" durante la jornada de clausura de la Bilbao Web Summit. El equipo de Berners-Lee hizo aportaciones capitales al desarrollo de la red al crear el lenguaje HTML y el protocolo HTTP. También participarán Chris Shiplet, Javier Celaya, Jeanne Holm o Brian Wong entre otros. Las jornadas se celebrarán en el Palacio Euskalduna.


15/5/11

Más tormentas en la nube



La avería de Blogger ocurrida el pasado miércoles, y que aún colea, ha vuelto a mostrar la fragilidad de la nube, muy poco después de otro importante fallo que sucedió con los servidores de Amazon, hace
apenas tres semanas.

En esta ocasión el suceso se originó en la noche del miércoles, cuando Google programó un período de mantenimiento. Durante este tiempo, el servicio permitía la lectura pero no la actualización de contenidos. Cuando se autorizó dicha actualización, esta registró problemas, y a partir de ese momento no fue posible publicar nuevas entradas ni consultar las efectuadas a partir del miércoles. Pero, aún peor, la avería provocó el que fuera necesario borrar todos los contenidos publicados en los blogs (posts, comentarios) desde el pasado miércoles, 11 de mayo, y sólo a primera hora de la tarde del viernes, 13 de mayo, la compañía anunció en Twitter que hábía comenzado a restaurar los posts y las informaciones anteriormente borradas. Según Eddie Kessler, jefe técnico de la plataforma, se produjeron diversas anomalías como desaparición de entradas, caídas intermitentes del servicio, enlaces a blogs no buscados o muestras de páginas de errores. Incluso, un pequeño grupo de usuarios (que evaluó en el 0.16%) pudo sufrir problemas más serios en sus cuentas. Estos fallos en servidores capitales del universo Internet (Google, Amazon) vuelven a traer a la palestra las dudas sobre si el paso a la nube está siendo precipitado ya que la tecnología y la seguridad de los datos (tanto en su conservación como en su confidencialidad) siguen siendo inseguros.

Durante dos días la literatura hecha por blogeros no pudo editarse.


El silencio se mueve



El silencio se mueve de Fernando Marías es una novela transmedia catalogada como juvenil pero que puede ser interesante para cualquier público. Basada en una trama centrada en la persona de Juan Pertierra, un investigador con la capacidad para escuchar el silencio, la novela combina diversos recursos artísticos, entre los que destacan los propios relatos breves con las aventuras del detective, un cómic, cine (a través de un guión embebido en la novela), mash-ups de mapas para localizar la acción de las historias, varias páginas web (la de inicio puede verse aquí), un blog, dibujos complementarios que son parte integrante del enigma, y un número de teléfono al que el lector puede llamar para saber más sobre el personaje. En realidad, la obra habla de la relación padre-hijos mediante el uso de las tecnologías y el entorno familiar a los adolescentes. Un trabajo muy extenso, bien pensado y que aprovecha de manera exhaustiva los recursos digitales aunados de manera inteligente con el papel.


14/5/11

El mundo cansa


Tienes la culpa de que me sea difícil hallar lugares hermosos en el mundo. Porque, ¿cómo pueden ser hermosos si no puedo contemplarlos a tu lado? Así, la tierra se me hace inhóspita, decepcionante, incómoda, cansina. Son ya demasiadas las espaciosas habitaciones de hotel que te añoran, demasiadas las sábanas desaprovechadas, demasiados los besos sin dar, demasiadas mesas de restaurante con flores y velas aromatizadas con llamas titilantes e inquietas que no recrean tu silueta.

Caminar por las sendas floreadas del Palacio de Verano sin darte la mano; subir al Hancock y que tú no estés para ver las miríadas de luminarias que se extienden hacia el lago Michigan; tomar una cerveza en la Früh, frente a la catedral de Colonia, en una tibia noche de verano, sin poder acariciar tu brazo; trastear entre los puestos de Covent Garden sin tomarte de la cintura; avanzar por el jardín de azaleas y lotos hacia el mármol blanco del Taj Mahal sin ser capaz de mirar la expresión de asombro dibujada en tu cara; detenerse frente a un Renoir del Louvre sin que me leas lo que la guía de mano dice sobre la pintura; escuchar el ronroneo de la bahía de Cádiz y el suspiro de una guitarra lejana sin que apoyes tu cabeza en mi hombro; cenar pescado bajo el cenador del Oaxen mientras el atardecer pinta de oro y rosas el Báltico, sin poder mirar lo ojos que amo. Tus ojos.

Me he cansado del viaje solitario, de los aviones, de los hoteles y de tu ausencia. El mundo agota cuando me aleja de tus besos y de tu sonrisa.


E-Poetry 2011




Llega E-Poetry 2011 que este año se celebra en Buffalo, la ciudad norteamericana cercana a las catarátas del Niágara. Las sesiones darán comienzo el próximo miércoles 18 y durarán hasta el viernes 21. Esta edición es la décima de un evento ya totalmente consolidado en el ámbito de la literatura digital.

Este año habrá presentaciones de Alan Bigelow, Nick Monfort, Wilton Azevedo, Philippe Bootz, Belén Gaché o Eugenio Tiselli entre otros. El programa completo puede verse aquí.



10/5/11

Intertarot de Marsella


Intertarot de Marsella de Ramón Dachs (versión web de Pau Ceano), es un generador aleatorio sencillo de poesía en castellano y francés que está a medio camino entre el juego y el texto. Los versos se van creando sacando cartas de un mazo y es el usuario el que, mediante la combinación de los naipes (la interactividad se reduce a mover las cartas), va creando estrofas de dos versos más o menos inspiradas. Programado en Flash.

9/5/11

9th Btn Y & L War Diaries

9th Btn Y & L War Diaries es un diario de guerra en forma de blog. En concreto, se trata del diario de William Henry Bonser Lamin, que sirvió en el 9th Battalion York & Lancaster Regiment entre 1916 y 1920. Este blog contiene el inicio de lo que luego sería un blog mucho más amplio y que ya se trató en esta entrada. Literatura epistolar que tiene la fuerza y el interés del realismo de un soldado en guerra.



7/5/11

Grand Paris


Grand Paris es un inteligente y bien realizado audiovisual que combina fotografías, vídeos y textos en un todo coordinado que revisa diversos aspectos de la gran capital francesa, reflexionando sobre su pasado y su futuro, su arquitectura y sus gentes. Desarrollado por Jean Nouvel, Jean Marie Duthilleul y Michel Cantal-Dupart de los Ateliers Jean Nouvel está disponible en francés e inglés y ha sido realizado en Flash. A medio camino entre el concepto de audiolibro y el vídeo puro, está programado con gusto, con un interface en todo momento atractivo y fácil de usar, y con contenidos siempre interesantes.



5/5/11

Concurso de novela corta electrónica



Hasta el 10 de mayo pueden presentarse originales al concurso de novelas cortas en francés Le ebook c'est fantastique. Deberán tratarse de trabajos de entre 30.000 y 60.000 caracteres cuya temática sea fantástica y estar pensados para ser leídos como e-books en dispositivos lectores o móviles. Los diez mejores téxtos serán publicados en un único volumen digitalizado. El premio se dará a conocer a final de mes.



4/5/11

Hello Word


Pasado mañana día 6, se celebra a las 7 de la tarde en la Universidad de Nueva York el evento Hello Word: Reading and Writing Electronic Text Final Performance, donde se presentarán los trabajos de 16 estudiantes que, durante un semestre, han desarrollado proyectos sobre computerización de textos utilizando Phyton. Se trata de los proyectos resultantes del
curso que se ha celebrado en la universidad sobre programaciín en Phyton y su aplicación a la literatura electrónica.



3/5/11

Public Secrets



Public Secrets de Erik Loyer y Sharon Daniel es un excelente ensayo digital realizado en el 2007 que narra – con un inteligente apilamiento de planos textuales, visuales y sonoros- las reflexiones de un conjunto de mujeres presas en penitenciarias de California. En un primer nivel, tenemos la voz, el testimonio de las reclusas con la fuerza impactante de su voz, de su tristeza contenida, de su desesperación en ocasiones. En otro nivel, podemos leer la transcripción de esas manifestaciones para disponer de un acercamiento más meditado y pausado. En un tercer nivel, la pantalla muestra un collage de frases clave a modo de titular periodístico, de llamada a nuestras conciencias. La obra permite también pasadizos transversales (connections) entre las declaraciones. La interface es simple, dura, con pocos colores, con tipografía arisca que, sin embargo, encaja perfectamente con el ambiente asfixiante. Incluso, el uso del menú está hábilmente subrayado con esos sonidos de puertas metálicas de celdas.

Muchas veces hemos visto literatura digital que o bien aburre o bien se convierte en un juego manual en el que nada importa la historia. Public Secrets es la prueba de que se puede innovar bien, crear algo nuevo, interesante, una lectura interactiva y visual donde el lector quiere leer más y más.







1/5/11

Concurso de relatos cortos RSME ANAYA 2010



Mi relato El hallazgo del agrimensor ha resultado ganador del VI Concurso de relatos cortos RSME Anaya 2010, premio que agradezco infinitamente al jurado. Se trata de una narración de serie negra que transcurre en el Egipto faraónico y en donde, debido a la investigación rutinaria del asesinato de un agrimensor desconocido, el protagonista descubre un hallazgo matemático que le involucrará en un turbio asunto. Los accesits han correspondido Federico Ruiz con El genio de Brunswick y Antonio López con La hoja perdida. Se presentaron 67 trabajos al concurso.






ELC2




La
presentación oficial del ELC2, el segundo volumen de obras de literatura digital de la ELO tendrá lugar formalmente en Bergen mañana 2 de mayo. Con más de 60 obras de autores de todo el mundo se publica en DVD. Durante el acto se experimentarán algunas obras seleccionadas, tanto del volumen anterior como del que se presenta en esta sesión. Ya en Febrero, Biblumliteraria se hizo eco de esta compilación de obras digitales en 6 idiomas.