29/9/08

Armonías

¿Sabes? Hoy alguien me preguntó si sería capaz de describir lo que más me gusta de tu cuerpo. Cuando regresaba, caminando por la alameda, pensé que no sería capaz de elegir nada en concreto porque no hay nada que destaque más que el resto. Eres tú toda, la sinfonía que crea todo lo tuyo, cada rasgo bien temperado de ti misma lo que me transporta al espacio extenso del deseo que siento por ti.

Podría haber dicho que era tu piel, que parece estar hecha para mi tacto. O tus manos que encajan milimétricamente en las mías a tal punto que me siento amputado cuando no te llevo enlazada en mí. O quizá sea ese gesto, de indefensa niña, con el que miras cuando te acurrucas en mi regazo a la vez que yo lo hago en el tuyo. Protegidos cada uno en el otro, bajo la muralla de afectos que nuestro abrazo crea. Podría haber dicho que son tus pechos que tanto amo, que tanto disfruto; o tu pubis húmedo ante mi excitación; o tus muslos entre los que dejas que me refugie; o tu espalda a la que me abrazo en la noche oscura sabiendo que, si mi mejilla se apoya en ella, el universo restante puede esperar. O será quizá tu pelo negro que peino con mis dedos. O serán tus labios que buscan los míos y que sacian mis anhelos por ti.

No sé qué será. He buscado a veces esos ojos, ese pelo, esa espalda, esa mirada en otras mujeres y ninguna posee siquiera algo que se le aproxime. Necesito el acorde de tu cuerpo, completo, con todas sus notas. Si faltara una sola de ellas, se rompería tu armonía.

1 comentarios :

Anónimo dijo...

cuando te enamoras, te enamoras de todo siempre. Es así y será así. Muy bonito

Ana